En el corazón de Villarrica, Tolima, se encuentra el majestuoso Bosque de Galilea, un
refugio natural que alberga una rica biodiversidad y es el nacimiento de importantes ríos que abastecen a varios municipios. En este entorno, se desarrolla una historia de cambio y esperanza, protagonizada por David Parra y Karen Moncaleano, dos líderes comunitarios que han visto cómo sus vidas y las de sus vecinos han sido transformadas gracias al proyecto REDD+ Bosque Galilea, liderado por la Fundación Ame.
David Parra, un líder nato de la comunidad, recuerda cómo hace años, antes de la llegada
del proyecto, la degradación de los ecosistemas de la zona y la falta de oportunidades
económicas, amenazaban con destruir tanto el bosque como la forma de vida de los
campesinos locales. Antes vivíamos en una lucha constante entre la necesidad de subsistir y la conservación de nuestro entorno, comenta David. Pero hoy, gracias a la Fundación Ame, hemos encontrado un equilibrio que nos permite proteger nuestra tierra y al mismo tiempo prosperar.
El proyecto REDD+ Bosque Galilea se extiende sobre aproximadamente 13,700 hectáreas de bosque húmedo premontano y ha sido fundamental en la reducción de emisiones de CO2, con el objetivo de evitar la emisión de 5,359,047 toneladas durante el periodo de cuantificación de 2010 a 2040. Sin embargo, su impacto va más allá de las cifras. Más de 50 personas han recibido capacitación en apicultura básica, construyendo y distribuyendo más de 140 cajas de colmenas, lo que ha generado empleo sostenible en la región.
Karen Moncaleano, una de las mujeres beneficiadas por el innovador programa de Gallinas Felices, relata con entusiasmo cómo este proyecto ha cambiado su vida. Participar en esto me ha permitido a mí y a mis compañeras desarrollar habilidades para emprender nuestra microempresa productiva, dice Karol. La Fundación nos ha dado la semilla y el conocimiento para iniciar este proyecto que nos brinda recursos para subsistir. El programa de Guardabosques ha sido otro pilar del proyecto, proporcionando más de 120 incentivos económicos a 15 familias.
Estos guardabosques no solo protegen el Bosque de Galilea, sino que también han mejorado el monitoreo y control de especies de fauna silvestre. Gracias a su labor y al uso de cámaras trampa, se ha podido avistar una gran familia de osos de anteojos, tigrillos, zainos, monos y cientos de aves, símbolo de la biodiversidad del lugar.
David destaca cómo estos esfuerzos no solo han protegido el medio ambiente, sino que
también han fortalecido a la comunidad. Para las familias que trabajamos en este proyecto ha sido enriquecedor porque no solo nos capacitan y enseñan a cuidar y preservar la naturaleza, sino que también mejoramos nuestra calidad de vida, afirma David.
La propuesta educativa complementa estos esfuerzos, promoviendo la
construcción colectiva de proyectos junto con la comunidad educativa participante. Se han establecido alianzas con el sector educativo para mejorar las condiciones de las
instituciones aliadas, implementando actividades productivas sostenibles como la apicultura y piscicultura.
Luz Angela Palacios, directora de la Fundación Ame, subraya la importancia de estas
colaboraciones. La colaboración entre el sector privado y las comunidades campesinas en el desarrollo de proyectos REDD+ es fundamental para lograr objetivos de conservación ambiental y desarrollo socioeconómico sostenible, afirma. El proyecto REDD+ Bosque Galilea es un ejemplo sobresaliente de cómo los esfuerzos de conservación pueden ir de la mano con el desarrollo comunitario, creando un círculo virtuoso de sostenibilidad y prosperidad que protege nuestro planeta y mejora la calidad de vida de las comunidades locales.
La historia de David Parra y Karen Moncaleano es un testimonio del poder de la acción
comunitaria y la colaboración en la construcción de un futuro más sostenible. A través del
proyecto REDD+ Bosque Galilea, no solo se protege un tesoro natural, sino que se crean
oportunidades y esperanzas para las generaciones futuras en el Tolima.