
Desde el inicio del proyecto en el año 2017, la Fundación Ame ha trabajado en estrecha colaboración con más de 15 familias que ahora actúan como guardabosques y protectores de la biodiversidad en el Bosque Galilea.
Este descubrimiento en el oriente del Tolima resalta el éxito de las estrategias de conservación y el compromiso de las comunidades locales en la protección del ecosistema.
Bogotá, Colombia – 2 agosto de 2024
Gracias al Proyecto REDD+ Bosque Galilea de la Fundación Ame, se ha logrado un importante avistamiento de varias especies de fauna silvestre, entre ellas el tigrillo lanudo y el oso de anteojos, a través de la instalación de cámaras trampa.
La recolección de información a través de las cámaras se realiza cada 6 meses en lugares apartados y de difícil acceso en el centro del bosque, donde la comunidad ha reportado avistamientos frecuentes de fauna silvestre. Estas áreas fueron seleccionadas estratégicamente para maximizar la calidad y cantidad de datos recogidos.
Las imágenes más recientes, tomadas en julio de 2024, han capturado una impresionante diversidad de vida silvestre, evidenciando el buen estado de salud del ecosistema del Bosque Galilea. Entre los nuevos avistamientos se encuentra un oso de anteojos, distinto a la familia observada en diciembre de 2023 y de un tigrillo lanudo, lo cual ha sido motivo de gran alegría para las comunidades campesinas ya que estas imágenes no solo confirman la presencia continua de esta especie emblemática, sino también su reproducción y expansión dentro del bosque.

Además del oso de anteojos y el tigrillo lanudo, las cámaras han registrado la presencia de manadas de cusumbos, cuates, zorros guaches, zainos, ardillas, gurres o armadillos, y lapas o borugos. Estos avistamientos son un indicador claro del éxito de las estrategias de conservación implementadas por la Fundación Ame y las familias campesinas involucradas en el proyecto REDD+.
Los guardabosques, ahora convertidos en expertos en la instalación y monitoreo de cámaras trampa, recorren largos trayectos y acampan en el bosque para asegurar la correcta colocación de estos dispositivos. Su labor es fundamental para evitar espantar a los animales y garantizar la obtención de datos precisos. En total, se utilizan 5 cámaras trampa que se reubican estratégicamente para continuar con el monitoreo de la biodiversidad.
A finales de agosto, estos dedicados guardabosques iniciarán un nuevo proceso de instalación de estas cámaras con el objetivo de seguir observando y documentando las diversas especies que habitan el Bosque Galilea. Este esfuerzo continuo no solo proporciona valiosa información sobre la fauna local, sino que también fortalece el compromiso de las comunidades en la conservación de su entorno natural.
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Área Divulgación y Prensa – FUNDACIÓN AME